Cuando se utiliza eficazmente, el estilo orientativo motiva a los empleados, particularmente a los nuevos, porqué centra su atención en los objetivos a largo plazo y en la manera en la que pueden llegar a conseguirlos a través del trabajo bien hecho cada día.
Cuando no se utiliza de forma eficaz, este estilo falla a la hora de dar salida a las ideas espontáneas y al conocimiento de los colaboradores porque les anima a depender del directivo más que de ellos mismos.
En este estilo el directivo:
- Asume la responsabilidad de crear y desarrollar una visión y una definición clara a seguir.
- Solicita opinión a sus colaboradores sobre la visión o la mejor manera de llegar sin abandonar su autoridad.
- Considera la "venta" de la misión o la dirección a seguir como una parte clave de su trabajo.
- Persuade a sus colaboradores explicándoles qué hay detrás de esa visión, en términos de intereses a largo plazo para ellos y para la Organización.
- Establece estándares y orienta el desarrollo en relación a esa visión a largo plazo.
- Utiliza el feedback positivo y negativo de una manera equilibrada para conseguir mejorar la motivación.
El estilo orientativo es menos eficaz cuando el directivo no desarrolla a sus colaboradores ya que estos se sienten agobiados y no toman decisiones, cuando no se percibe al directivo como una persona creíble, experta o con autoridad o cuando se intenta promover el trabajo en equipos que se autogestionan y que participan en la toma de decisiones.