Cuando el rendimiento ha sido bueno, cuando evaluador y evaluado tienen una relación abierta, cuando las promociones o los aumentos de sueldo son abundantes, cuando se dispone de todo el tiempo necesario para la preparación y los comentarios, en resumen siempre que es un placer, la evaluación del rendimiento es fácil de hacer. Sin embargo, la mayoría de las veces, y en especial cuando más falta hace y cuando más difícil es, por ejemplo, un rendimiento inferior al esperado, la evaluación se niega a funcionar correctamente.