Los clientes compran por una única razón, los beneficios o
las prestaciones. Cuando un producto o servicio que estas vendiendo prometa
prestaciones que valgan más para el cliente que el precio demandado, entonces
ella o él comprará.
Nadie compra una broca de un centímetro porque quiera una
pieza de taladro de un centímetro. El cliente quiere un agujero de un
centímetro.
Nadie compra un frigorífico porque quiera un frigorífico. El
cliente compra y paga un frigorífico porque quiere sus prestaciones. El cliente
quiere controlar la temperatura de sus alimentos.
El éxito del vendedor al detalle depende de su habilidad
para coger las características de un producto, lo visto o lo nunca visto, y
traducirlas en ventajas o beneficios para un comprador prospectivo.
El vendedor profesional toma datos de cada uno de los rasgos
de su producto y explica cómo proporcionarán al cliente maravillosos y
emocionantes beneficios que añaden valor al precio ajustado por el que su
compañía está dispuesta a venderlo.
Los clientes compran por una única razón, las prestaciones o
los beneficios.
¡Los clientes no compran por las características! Las
características no tienen valor hasta que demuestres lo que harán para el
cliente.
Los clientes compran emocionalmente, no lógicamente.
Los clientes deben poder respaldar su decisión de compra
lógicamente después de que posean su producto.
¡Nunca asumas que el
cliente no tiene interés o ya sabe los beneficios del producto!